Una gran opción para ver elefantes en libertad o semi-libertad es ir a un santuario de elefantes en Tailandia. Es una forma de apoyar proyectos de recuperación y reintroducción y la economía local.
Pero hay que tener mucho cuidado al escoger el centro que queremos visitar y evitar a toda costa cualquier negocio de maltrato y explotación animal.
En esta visita nos explicaron la situación actual de los elefantes en Asia, y porqué hay que evitar ciertos centros que sólo pretenden atraer a los turistas.
Por desgracia, la población de elefantes en Asia ha quedado reducida a tan sólo el 10%. Las amenazas que ha sufrido este animal a lo largo de la historia son tan sólo provenientes de la explotación animal por parte del hombre: de forma directa por la caza furtiva (para obtener el marfil y también para robar a crías de elefante), la explotación en trabajos como la tala ilegal (legal hasta el 1989) y el turismo.
Amenazas indirectas incluyen la pérdida de su hábitat natural debido a la deforestación para la agricultura, construcción de presas y carreteras y comercio de las reservas forestales.
La población de elefantes en Asia ha quedado reducida a tan sólo el 10%.
Un dato que me pareció desgarrador es saber que según los informes de la ONG Elephant Family cada año, entre 50 y 100 crías de elefantes son capturadas en Birmania para alimentar la industria turística tailandesa. Además, por cada cría capturada se tiene que abatir hasta cinco elefantes adultos de la misma familia.
Recomiendo visitar este artículo de FAADA si aún quieres más información sobre la explotación de estos animales para el turismo.
Si realmente amas a los animales, lo más probable es que quieras asegurarte de que si visitas un centro o parque de animales salvajes los traten de la mejor manera posible. Un santuario es un centro en el que habitan animales probablemente rescatados de algun tipo de explotacion y sólo se tienen que preocupar de vivir felices el resto de su vida en semi-libertad. A veces es posible liberarlos también una vez rehabilitados.
Por desgracia en Tailandia esto no siempre es así, y muchos “santuarios” aprovechan la ignorancia y el desconocimiento de los turistas para sacar beneficio a costa de explotar, aunque de maneras no tan evidentes, a estos magníficos animales.
Nunca visites un centro en el que se anuncie que puedes tocar a los animales, bañarte con ellos, trucos y espectáculos y por supuesto paseos en elefante.
Te preguntarás porqué no se puede tocar un elefante. Pues bien, en la naturaleza somos su depredador, por lo que no pueden liberar a un elefante que confía ciegamente en nosotros. Tampoco si cree que somos inofensivos para él.
Además, está comprobado que este comportamiento antinatural les acarrea problemas físicos y psicológicos, sin hablar de lo que estos animales han sufrido para llegar a ser domesticados o en qué condiciones viven.
Recomiendo hacer una investigación exhaustiva sobre centros éticos a visitar antes de tu viaje.
En esta página del FAADA (Fundación para el Asesoramiento y Acción en Defensa de los Animales) tienes una lista de centros recomendados en los que se hace un trato responsable de la fauna.
Elephant Valley Thailand es un santuario de elefantes que se encuentra al sur de la ciudad de Chiang Rai, al norte de Tailandia. Es el hermano del proyecto original Elephant Valley Project en Camboya, que lleva 12 años funcionando.
El objetivo de este proyecto es recuperar elefantes que hayan sido explotados, darles una vida mejor y si hay suerte y es viable, reintroducirlos a la naturaleza.
El Santuario consta de tres espacios que corresponden a las tres etapas necesarias para alcanzar ese objetivo:
Es el campamento base en el que viven los elefantes que se están rehabilitando, el primer paso en la escalera de reintroducción de los elefantes a la naturaleza. En esta etapa se ven cosas que pueden sorprender pero que tienen un porqué.
Me encantó como las guías nos explicaron la situación particular yla procedencia de cada uno de los elefantes.
Hay que tener en cuenta que estos animales provienen de situaciones en cautividad y maltrato tan extremos que en algunos casos han perdido su identidad. Algunos no saben que son elefantes, por lo tanto no saben actuar como tal y no entienden lo que tienen que hacer si se quedan en libertad.
Por eso, en esta parte del santuario, cada elefante vive con su mahout (su cuidador y entrenador con el cual hay una conexión difícil de sustituir), a veces los verás montados en el elefante porque son los encargados de enseñar a su compañero a ser lo que es….un elefante.
Los trabajadores duchan a los elefantes dos veces al día para que los elefantes entiendan que tienen que buscar agua durante las horas de calor. También se permite a los visitantes dar un snack al elefante (des de detrás una verja y respetando la distancia de seguridad). Esto se hace porque los elefantes están acostumbrados a que les den de comer y tienen que aprender a comer por sí solos progresivamente.
En Febrero del 2020, durante mi visita al santuario, los elefantes residentes en esta parte del santuario eran:
Thong Inn: Con 21 años es el único elefante macho de la reserva con colmillos (sólo una parte de los elefantes Asiáticos los tiene). El pobre fue rescatado de unas condiciones de vida abusivas. Por ser tan joven y tener un temperamento fuerte, al principio tenían que atarlo con una cadena por su seguridad y la de su mahout. En poco tiempo, cuando nosotros lo visitamos ya andaba libre por la reserva, manteniendo su mahout en el lomo para controlarlo cuando se ponía agresivo.
Zach: Un elefante macho de 52 años retirado de la industria de la madera en la que se dedicaba a arrancar árboles en plantaciones de teca (usada en carpintería) y limpiar otras plantaciones de caucho para replantar. En el momento de la visita lo tenían atado con una cadena porque en presencia del joven Thong Inn paseando libremente, se ponía muy agresivo y embestía todos los árboles del santuario. Son cosas que no nos gusta ver pero forman parte del proceso de adaptación del animal a la reserva.
MP2 (Mor Poo Two): Una hembra de 32 años salida del típico negocio para turistas en el que te bañas con el elefante y te haces fotos para las redes sociales. Por suerte, acabó en el santuario y ya no va a tener que trabajar más. Es muy inteligente, atrevida y graciosa.
Es el segundo paso para la “graduación” del elefante hacia la libertad. La ubicación es 11’5 veces más grande que el campamento base, un ecosistema reconstruido para que los elefantes puedan vivir su vida plena en semi-libertad, donde viven sin cadenas, mahouts y en grupos sociales.
Durante mi visita al safari pude disfrutar de ver a dos elefantes ya integrados en la nueva zona sin que ellos se percatasen de nuestra presencia y fue una experiencia espectacular.
Mae Noi (Little Mother): Una hembra de 34 años que fue rescatada de la explotación ya que la usaban para criar y pasó muchos años encadenada. Ahora vive junto a su mejor amiga Ka Moon y son inseparables.
Ka Moon: Una hembra de más de 50 años rescatada de la industria del turismo. Le costó bastante adaptarse al santuario y a sus compañeros pero ahora disfruta de la vida en semi-libertad con su amiga Mae Noi.
Es el tercer paso para la “graduación” de los animales y en el momento de mi visita aún se buscaba un espacio adecuado para ello. Es un objetivo que se contemplaba para un plazo de 10 años des de la apertura del santuario. Rehabilitar elefantes es un proceso lento y que hay que hacer con cuidado y conocimiento.
Mi visita al santuario de elefantes Elephant Valley Thailand fué increíblemente gratificante y aprendí muchísimo. El precio que pagué son 70€ por persona, y aunque pueda parecer mucho dinero, hay que tener en cuenta todo lo que incluye la visita. Cuidar, alimentar y tener especialistas para los animales, el sueldo de los cuidadores y los guías, los recursos para los voluntarios, entre muchos otros gastos. En mi visita pude disfrutar de:
Sin duda, un día y un dinero muy bien invertido en conocer más sobre varios aspectos de Tailandia. La cultura del país, las tradiciones, lo que hay detrás de la industria de los elefantes, etc. Todo apoyando un proyecto responsable que vela por el bienestar de un animal considerado en peligro de extinción.
En nuestros viajes, intentemos ser responsables y velar por el bienestar de la fauna local y las comunidades del país que visitamos. Ya que nos reciben, es lo menos que podemos hacer!
Quedé desolada al enterarme que apenas dos meses después de mi visita a Elephant Valley han tenido que cerrar. La disminución de visitas al santuario de elefantes debido a la actual pandemia Covid-19 les ha afectado mucho. Aunque es una noticia muy triste, han hecho lo que debían y el santuario se está encargando de buscar una nueva casa para los elefantes. De momento sigue activo su santuario “madre” en Camboya, y des de aquí les deseo lo mejor al equipo y a los elefantes.
Aunque no puedas visitar Elephant Valley, puedes coger este artículo como referencia para saber cómo tiene que ser un recinto con elefantes rescatados y estar informado para tus futuras visitas a centros de animales salvajes.
Si visitas Tailandia no olvides leer mi guía completa para comer vegano en Tailandia!
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