Hoy es el Día Mundial del Turismo y la verdad es que este año no hacemos más que preguntarnos ¿cuándo volveremos a viajar con normalidad? Durante estos 3 años viajando, he cumplido sueños, pero también he visto que el mundo ya no es como me imaginaba. Quedan pocas zonas salvajes en nuestro planeta y debemos pasar a la acción si queremos preservarlo para futuras generaciones.
[toc]Para mí, viajar, es una parte muy importante de mi vida. Era mi deseo más anhelado des de que volví de mi Erasmus en 2011, y aunque he hecho varios viajes con mi familia y mis amigas, mi idea de viajar consistía en irme a otro país y vivir y/o trabajar durante una temporada.
No me gustan mucho los viajes cortos, para mí viajar es coger las cosas e irte durante un mes a explorar un país entero. O establecerte en un sitio que no conoces, espabilarte y buscar trabajo para poder vivir. Es un reto para mí misma y también es así como realmente entiendes las diferencias y las particularidades de cada país y de cada cultura. A través de la comida, al hablar con la gente, cogiendo el mismo autobús y el tren que cogen los locales, etc.
Sé perfectamente que este tipo de viajes no se los puede permitir cualquiera (por dinero, por trabajo, por hijos, por enfermedades o lo que sea) y que en este caso estoy en una posición privilegiada.
Pero el viajar también conlleva decisiones difíciles, sacrificios y miedos (estar lejos de la familia y amistades, saber que te puedes quedar sin dinero, la incertidumbre del viaje, etc). Por eso, estos tipos de viajes no son para todos (hay quien no le gusta estar lejos de casa o de los seres queridos).
Es cierto que viajar se asocia a un estilo de vida no muy sostenible debido a que los aviones contaminan mucho. Viajar también conlleva realizar algunas prácticas poco sostenibles.
Pero en mi caso, es viajando, que me he dado cuenta de lo muy degradado y enfermo que está este planeta y la urgencia de pasar a la acción para proteger nuestro futuro y el de nuestros hijos (sobrinos en mi caso).
Creo muy firmemente en que se puede seguir viajando y en que debemos de hacerlo, porque viajar nos enriquece. Pero tenemos que plantearnos seriamente cómo lo hacemos y porqué lo hacemos. Viajar de forma ética y ser consciente y responsable debe ser el principal motor de nuestro viaje.
El turismo del mañana debe tener un impacto positivo en las comunidades locales: barrios, pueblos y ciudades que se alegran de recibir visitantes porque esto influye en su prosperidad. Un tipo de turismo que lejos de ser extractivista y degenerativo, es regenerativo para los ecosistemas y la sociedad.
Es importante que las figuras públicas (personas famosas, influencers y líderes de gobiernos) den ejemplo y promuevan prácticas sostenibles y éticas. Mucha gente actúa siguiendo a sus referentes o ídolos como ejemplo a seguir.
Como individuales podemos hacer muchas cosas para que el impacto de nuestros viajes sean menores. Tengo que agradecer a Caminos y Ciencia y a Brutal por hacer charlas súper interesantes en las que aprendí a ser más responsable en mis viajes. También puedes consultar el Manifiesto del Viajero Responsable para hacerte una idea pero aquí va un resumen:
Planifica tu viaje con cuidado, así evitarás viajes innecesarios y viajar en transporte público tanto como sea posible. Incluso si es un viaje más largo, puede tomártelo como una aventura y disfrutar del viaje en sí.
Viaja con tus básicos reutilizables. Investiga o pregunta cómo funciona el reciclaje en el país de destino. No dejes residuos en espacios naturales o ciudades, deshazte de tus residuos de la mejor forma posible.
Si vuelas, escoge aerolíneas responsables. Algunos vuelos te marcan la cantidad de CO2 inferior que generan en comparación con otros vuelos. Además, puedes escoger compensar tu huella de carbono mediante la financiación de proyectos que se dedican a reducir el impacto ambiental de este mediante distintas prácticas, por ejemplo en CeroCO2 se dedican a ello. Puedes leer más sobre este tema aquí.
Evita llevar mucho peso en tu maleta, que genera más CO2 si viajas en avión.
Una vez allí, disfruta solamente de productos, servicios y experiencias que garanticen la explotación sustentable de los recursos acuáticos y terrestres del destino y que respeten el hábitat natural de la fauna y flora nativa y extranjera, evitando el maltrato animal o la destrucción del medio ambiente.
Apoya prácticas y actividades respetuosas con los animales, como safaris para ver a fauna salvaje o visitas a santuarios éticos (si te apetece, puedes leer mi post “Visita a un santuario de elefantes en Chiang Rai“) y evita ir a zoológicos, acuarios y en general cualquier lugar con el que puedas interactuar con un animal salvaje (hacerte fotos con tigres, bañarte con elefantes, coger serpientes, etc).
Come principalmente a base de plantas, ya que las verduras y las frutas requieren menos recursos para crecer y generar menos emisiones de carbono, pero intenta que todo lo que comes sea local y no importado.
Evite comprar demasiado. Si lo haces, asegúrese de que sea un producto respetuoso con los animales y las personas, y que sea de fabricación local.
Espero que os haya gustado este post y que sea útil para futuros viajes.
A parte de esto, recomiendo mucho leer los posts sobre turismo en los que he colaborado con Rebel·lión o Extinción Barcelona (¡recomiendo seguirlos y participar en el movimiento si podéis!):
“Turismo sostenible y de proximidad, un cambio de consciencia“
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