Encontrar comida vegana en Kioto y Nara no fué difícil. Kioto es una ciudad preciosa, rodeada de naturaleza, con una tradición muy fuerte en torno al Budismo. El Budismo es en teoría una tradición vegetariana y/o vegana. Aún así, Japón siempre se ha alimentado del mar, así que el pescado está muy presente en su cocina, al igual que el arroz. Por eso, hay que vigilar que no nos encontremos con ingredientes de origen animal en nuestros platos vegetarianos.
Existe un tipo de cocina llamada “shojin-ryori”, cocina Budista que excluye cualquier producto de origen animal, para conseguir así abstenerse de la violencia contra los seres vivos. Este tipo de cocina se considera comida vegana y suele encontrarse en los templos zen y alrededores, donde el menú suele ser bastante más costoso que en otros restaurantes. En nuestro caso, debido a que nuestro viaje era de dos meses, teníamos que controlar bastante los gastos y preferimos optar por opciones más económicas e igual de ricas. Aún así, pudimos probar este tipo de cocina más adelante en Yokohama.
El primer día íbamos de camino al parque Tetsugaku No Michi, y no habíamos planeado dónde comer. Había restaurantes, muchos con el tipo de cocina budista que yo me relamía por comer, pero eran carísimos. No podíamos pagar 40 o 50€ por una comida ya que nos quedaban muchos días de Japón por delante. Así que paramos a comer a lo que parecía un pequeño restaurante local que no tenía ningún tipo de letrero con carácteres occidentales.
El propietario del local era el mismo cocinero y te lo preparaba todo ahí delante. Saqué mi móvil para mostrar la tarjeta vegana en Japonés y me preparó un delicioso plato de arroz frito con verduras. Nos costó 600¥ (5€) el plato. Comí muy bien, quedé satisfecha y salió barato. A veces no hace falta buscar restaurantes específicos, a veces con pedir e ingredientes básicos sirve. Por desgracia no apunté la dirección exacta del local, pero seguramente se puede seguir el mismo ejemplo para pedir comida vegana en cualquier otro restaurante local que encontréis.
En el paseo entre los templos, había varias paraditas para comprar tentempiés, algunos con comida vegana y nos decidimos a probar el dango. El dango es un dulce japonés muy popular, hecho de bolitas de harina de arroz y acompañado de alguna salsa dulce, en este caso una salsa de soja. Estaba riquísimo! Nos costó 120¥ (0,95€).
En Kioto se encuentra una de las ramas de Chao Chao Gyoza con una carta especial para vegetarianos, con opciones de comida vegana. Es verdad que no abundan las opciones, pero para cenar un par de noches está genial. Además la comida está muy buena y los ánimos de los trabajadores del local son espectaculares, os dejarán boquiabiertos, ya que van gritando los platos con máxima alegría y la famosa palabra “Kanpai”! Que significa literalmente “dejar la copa seca” y se utiliza en el famoso brindis.
Como el nombre indica se trata de un local especializado en gyozas y la única gyoza vegana salada del menú está hecha de tofu envuelto en piel de “yuba”, que se genera al cocinar el tofu. Por otro lado habían otras opciones como la ensalada de col, que a simple vista no parece muy llamativa pero estaba riquísima con una salsa dulce, los brotes de soja, el tofu frito (increiblemente rico), el tradicional arroz y una gyoza dulce de postre hecha de pasta de alubia con sésamo negro. Con eso tienes un buen banquete!
El precio de todo esto me salió a 1.750¥ (13,9€). No es para nada caro! La bebida como siempre, está incluida si tomas té verde o agua. Si pides cerveza u otra bebida, los precios suben, y mucho.
Un restaurante con opciones de comida vegana y vegetariana en el centro de Kioto. Tienen una carta especial en inglés con las opciones veganas, cosa que ayuda mucho. Yo me pedí las gyozas de verduras y el ramen vegano de habas de soja, sopa de alubias, crema de bebida de soja y noodles sin huevo. Brutal! Se puede pedir la opción sin gluten que lleva noodles de habas de soja! El precio del ramen y las gyozas rondaba los 1.500¥ (12€).
El Sake, una bebida que no te puedes perder si estás en Japón. Como muchas bebidas alcohólicas, el sake puede ser vegano o no, dependiendo del proceso de elaboración.
El Sake está elaborado principalmente con arroz, agua, levadura y hongo Koji. Sin embargo, como el vino y la cerveza, durante el proceso de elaboración y filtrado se pueden haber utilizado ingredientes de origen animal. Esto suele hacerse para remover el poso y que la bebida se vea más clara, más limpia. También para suavizar y que el resultado sea menos amargo o fuerte.
La mayoría de Sake japonés se suaviza con carbón activado, un ingrediente vegetal. Aún así, si queremos estar seguros de que el Sake en cuestión es vegano, es mejor optar por una variedad llamada “muroka”, que no está ni filtrada ni refinada.
Nosotros pedimos dos variedades para probar y estaba muy bueno!
Nos salió en total a 1.500¥ (12€). Nos dimos cuenta que en Japón beber es mucho más caro que comer!
Este restaurante de Udon y Ramen está situado en el barrio de Gion, uno de los barrios de Geishas más conocidos de todo Japón.
Tiene una carta especial con opciones vegetarianas que son completamente veganas si no añades el huevo, que está como opción a añadir en las sopas. Pedí el Kitsune curry Udon, que estaba compuesto de fideos gruesos, berenjena, tofu frito, setas, algas y un topping que añadí de bolitas de carne de soja que estaban tremendamente buenas. Me costó unos 1.100¥ (8,7€), súper barato en comparación con Barcelona u otras ciudades. Además como siempre, si no pides bebida extra, el té o el agua entra en la comida sin coste adicional.
Una cadena de restaurantes de comida vegana en Japón. Los platos de este restaurante están más bien inspirados en la cocina occidental, como hamburguesas, platos combinados, tortilla de patatas, etc, pero todo está elaborado con ingredientes vegetales. La carta está en japonés con títulos en inglés, por lo que sabes perfectamente lo que estás pidiendo. Yo tenía muchas ganas de probarlo y como esa noche mi pareja y yo teníamos antojos diferentes nos separamos para poder disfrutar de lo que nos apetecía. Así que fui yo sola al restaurante y todo lo que me pedí era para mí!
Pedí una sopa de tomate y verduras varias (zanahoria, col, cebolla…).
También pedí una tortilla de patatas, en la cual el huevo se reemplaza con tofu y la verdad es que la textura está muy bien conseguida.
A parte unas bolitas de carne de soja para picar, las cuales tenían un sabor increïble! Un vicio delicioso.
De postre escogí una “creme bruleé”, que tradicionalmente lleva huevo y nata o leche, pero en este caso era 100% libre de productos de origen animal (me recordó a la tradicional “crema catalana”)!
La bebida incluida en la cena era agua de sabores que iban cambiando según el día. La de ese día en concreto llevaba menta, arándano rojo y lima.
Me encantó tanto el local como la comida vegana, era como un pequeño paraíso. La experiencia de cenar sola también estuvo muy bien, recomiendo probarlo!
Los precios de los platos en este local son más elevados que en otros restaurantes, aunque hay que tener en cuenta que quise probar cosas diferentes y quedé muy llena. Me gasté 2.700¥ (21€).
Fushimi Inari es uno del los templos imprescindibles de ver si estás en Kioto, un templo sintoísta dedicado al dios del arroz Inari. Nosotros lo visitamos el último día y no habíamos buscado un sitio para comer. Por suerte, hay una sección de paraditas cuando sales del templo con diferentes productos, y tenían algunas opciones vegetales.
Compré unos gajos de boniato fritos y un palito de tofu frito (había que pedirle al vendedor “no dashi” para que no pusiera copos de bonito), por unos 1.000¥ (8€). En las salidas de los templos las comidas y los souvenirs siempre son más caros que en otras partes, por eso es importante planificar dónde vas a comer cuando haces visitas turísticas.
El restaurante de esta cadena en Kioto se encuentra en la 6º planta del edificio Yodobashi Camera. Como todos los restaurantes dentro de la cadena, se piden los platos a través de la máquina expendedora de tíquets y después se los muestras al camarero. Me pedí las dos únicas opciones veganas que tienen, el ramen y las gyozas. El precio, 1.070¥ (9€) con té incluido.
A un minuto andando se puede ver la Torre de Kioto, que de noche está iluminada y se ve bastante espectacular.
En Nara pasamos un día por lo que sólo pudimos probar un restaurante, aunque en la app de Happy Cow aparecen muchísimas opciones.
Rokumeien es un pequeño y tranquilo local en el cual la gente que lo lleva es muy amable y humilde (como en la mayoría de locales de Japón). Tienen tres opciones vegetarianas (dos son totalmente de origen vegetal y por lo tanto veganas) y están indicadas en un menú a parte de la carta principal.
Se puede optar por el Udon o por un set que incluye a parte del Udon, unos encurtidos al estilo Japonés “tsukemono”, una especie de tofu de sésamo “gomadofu”, el arroz tradicional “gohan” y té japonés “banncha”. Yo me pedí el set con “Kizami-udon” que son los fideos en caldo de kelp (una planta marina) con verduras y tofu frito.
Una combinación increíble de sabores y bien saciante, perfecta para seguir con las visitas a los templos! Todo por el increíble precio de 1.100¥ (8,7€).
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